jueves, 31 de marzo de 2011

Mirando a través de las ventanas






Miro a través de los cristales y no veo nada. Miro alrededor pero sigo sin ver. Abro la ventana y siento el frescor de la mañana, la dulzura del rocío, la brisa del amanecer. Se eriza mi piel y un escalofrío recorre mi cuerpo de izquierda a derecha, de arriba a abajo, al tiempo que respiro profundamente como pretendiendo absorver todo el aroma a hierba mojada que impregna la salida del sol. Inspiro y descubro nuevos olores, hasta hace poco imperceptibles, los saboreo, sorbo a sorbo,..madera, hierba, flores, polen, restos de incienso de la noche anterior. Apoyado en la barandilla, recuerdo con cierto sarcasmo que las nubes no huelen gracias a un producto y sus alas, surrealismo puro. Empieza a entrar la luz a raudales y me ciega los ojos, vuelvo sobre mis pasos y me acurruco a tu lado, te acaricio el pelo y te doy besos en el cuello. Ronroneas como una gata que pide el desayuno y te giras hacía un lado mientras escondes la cabeza en tu regazo. Protestas en silencio ante tamaña luminosidad y con la palma de la mano extendida tapas tus ojos, que a duras penas logras mantener entre abiertos, mientras llevas el otro brazo hacía arriba y lo estiras perpendicular al movimiento ondular de las sabanas. Me miras y tu cara dibuja una mueca expresiva mezcla de despertares dificiles y tranquilidad interior. Con los ojos cerrados buscas el edredón y lo estiras hacia ti, encogiendo las piernas y arqueando la espalda, en ángulo recto y manos en cruz apoyas sobre ellas la cabeza, encima de la almohada e intentas conciliar de nuevo el sueño. Tumbado a tu lado, te miro y te admiro, te observo y te veo, te respiro y te siento. Dirijo mi mirada hacía arriba, hacía el techo inclinado, observando de reojo el azul intenso, del cielo primaveral a primera hora de la mañana, que veo reflejado en el cristal abierto. Desplazo mi mirada a través de la bruma ocasional, creada por el contraste entre la oscuridad de la habitación y la luz del alba, entre la humedad del rocío y el calor de nuestros cuerpos bajo la manta. Creo adivinar la silueta de tu figura reflejada en el contorno de la pared, como una sombra que ondea al viento y pierde su espesor, que blanquea su dureza y perfila con trazos de acuarela el relieve de tu alma. Ya con los ojos cerrados, vuelvo a mirar a través de la ventana e imagino ver árboles, montañas y el mar,..y sonrío con un guiño mezcla de curiosidad y sorpresa pensando en ti, pensando que si vieras lo que yo ya no querrías irte de aquí. Era cuestión de agarrar fuertemente esa cuerda imaginaria y tirar, tirar con destreza y fuerza angelical y poco a poco, centímetro a centímetro, traerlo hacía ti y dejarlo debajo de tu ventana bañando la puerta de casa y que el vaivén de las olas te ayudara a dormir. Desconozco que estas soñando ahora mismo pero veo como se dibuja una sonrisa en tu cara, seguro que lo estas viendo, tumbada en la arena, lo estas sintiendo, lo estas respirando,...Allí esta, bravo y en calma, mediterraneamente escondido en la bahía de tu infancia, golpeando con suavidad los recuerdos guardados, azul majestuoso, oleo en la paleta del pintor del arco iris engullendo con delicadeza los primeros rayos del sol, suavizando el color agreste, duro y altivo que la noche olvido recoger.




Abrumado por las vistas que, bailando cogidas de la mano, se reflejan vagamente en la pared de enfrente, levanto mi mirada hacía tu semblante sereno, tus ojos cerrados, tu respiración musical,..tu cara de sueño, soñando con sueños, un mar, el mar, tu mar. Y cogiendo tu mano y acariciando tus dedos pienso en silencio que no hace falta que mire hacía fuera si todo lo tengo dentro.




viernes, 25 de marzo de 2011

¿ En que piensan las ovejas ?




Echas un ojo al calendario y te das cuenta que desde tu última aparición ha pasado un tiempo, prácticamente tres semanas, días que ya se han ido, que han desaparecido, que ya no volverán. Recuerdas eso de que el agua fluye y no permanece, no se asienta, no espera a que te decidas, sigue su curso sin mas y cuando crees que lo tienes medianamente claro, siempre será tarde porque su momento ya paso y te quedas pensativo, frunciendo el ceño, arrugando la frente, intentas engañar a tu mente y trazas recovecos imposibles hasta dudar de la existencia de ese momento que nunca ocurrió. Criterio razonable con dosis de conformismo, salpimentado con pensamientos carentes de emoción atrayendo situaciones incomodas y conflictivas y una pregunta te ronda ¿ qué he hecho yo ?. Recuerdo seguir con fervor y entusiasmo textos que me enganchaban, palabras que rimaban, letras que bailaban al son de un tema concreto, de un argumento sostenido, de un comentario relevante, de opiniones contradictorias, defendibles y cabales. Recuerdo que nunca entendía y de hecho me irritaba, que al esperar con puntualidad espartana, actualizaciones esperadas, estas no llegasen, se retrasasen o nunca aparecieran y le dabas a la tecla una y otra vez y lo que tendría que ser ahora, no era ahora ni después, ni dentro de un rato, ni antes de comer, menos por la tarde y tampoco al anochecer. Acababa el día y no tenías, esa opinión concisa, esa descripción costumbrista, ese relato de aventuras o esa historia de la vida. No es justo, pensaba yo, ¿por que te comprometes a un juego de ilusiones si luego no lo cumples y creas decepciones?, si juegas desde tu mundo a batallas sin sentido, no haces prisioneros porque muere todo el mundo. Observas en silencio desde la atalaya de tus sueños como hay plumas que lo saben y disfrutan con el tiempo, el tiempo del tic tac, el tiempo de la arena que, grano a grano, se desliza hacia el cadalso de sus días. Hasta que llega un día que descubres compungido que esa lectura amena, extraña y sin sentido que a veces te sorprendía y de la que aprendías incluso en idiomas distintos, ha desaparecido, ya no tienes acceso, no eres bienvenido, no han editado permisos,..o ¿ alguna vez ha existido ?. Y se cierra de nuevo el círculo y ya van varias veces seguidas que por más rápido que lo giras siempre lo encuentras cerrado, candado echado llave distraida y digo despistada porque dio la vuelta a su eje, se desprendió de su atadura, se oyó el clink clink de un golpe contra el suelo y se perdió para siempre,..¿ como abro yo ahora el circulo de nuevo ?, no será mejor crear una nueva figura y tener copia de la llave, escondida en mi bolsillo, escribir lo que yo quiera, siguiendo a mi manera, como y cuando yo vea y gritar a los cuatro vientos que la próxima vez estaré atento para no perder el vagón, de ese, mi momento.

Escuchaba anteayer atentamente, posición reposo semi sentado a las once de la noche -- paréntesis en la exposición, explicación rápida y contundente, debido a un esguince intercostal detalles proximamente en la entrada tal que ¿ es bueno el deporte ? -- a un señor que decía, he olvidado su nombre así como el ente en el que salía, que una respuesta tal que ya veremos, quizás o puede ser, automaticamente implicaba la certeza de que esa acción concreta, la que fuera, no se iba a desarrollar en un futuro cercano, se mentía a nuestra mente con una instrucción concreta y eso quedaba en el subconsciente que posteriormente nos lo recordaría de una forma elocuente " eso no se va a hacer bajo ningún concepto ".

Puede que siga escribiendo palabras sin fundamento, ya veremos si junto letras para satisfacer mi ego, quizás un día de estos acabe las frases para que signifiquen algo,..tres semanas no son nada cuando tan rápido han pasado, no le des más vueltas, ya has girado demasiado, sabes que te falta una cosa para que el tiempo vuele a tu lado, busca lo que no encuentras, no hay escondites tan preparados,..seguro que ESO lo tienes ahí al lado.






......y esta y otras cosas iba yo pensando, ocurrencias diversas, desvaríos varios,

....mientras mi cabeza echaba humo, presentía alegrías venideras al dejar atras un cielo de negra y amenazante tormenta.

viernes, 4 de marzo de 2011

y a la tercera fue..el barranco


Hay historias que ocurren, suceden y pasan y acto seguido se cuentan y comentan. Hay historias que son cuentos y cuentos que acaban convirtiéndose en fantásticas historias. Hay historias que, de forma poco consciente, buscas en primera persona. Perfilas un boceto en tu cabeza y sales al encuentro de algo que desconoces y a duras penas imaginas. La historia toma cuerpo, a fuego lento empieza a escribirse otro día de tu vida, carboncillo sobre un lienzo blanco y rugoso, pinceladas sobre oleo de neopreno. Aproximación con lluvia y granizo, escarpines llenos de barro y llegamos al primer salto, el salto, evitable,..pero el salto. Sin necesidad de entrar en la Caja,..toc toc, ¿ Quien es ?, descubres tus miedos. Se nos llena la boca de yo soy, yo haría,..pero en lo más recóndito de tu mente hay alguien que ya en su día dejo escrito en el pergamino de los deseos prohibidos una historia ( hoy todo va de historias..), desafortunada en un trampolin olímpico. Y mira por donde que treinta y tantos años después aparece con toda la crudeza no el recuerdo sino la sensación. Miedo de un niño de siete u ocho años, miedo a ese vacío que no ve, a esos pasos que se mueven, a esas miradas que acusan, a ese frío que hiela las venas. Imagen en blanco y negro que veo reflejada en el agua limpia del torrente mientras sigue lloviendo y los demás si que saltan. A partir de ese momento y reconociendo haber idealizado el boceto diseñado, no hay tiempo para el lamento, el descenso continua piedra seca, piedra mojada, piedra escondida dentro del agua que no ves y pisas o no esta y a metro y medio dentro del hoyo la buscas. Descenso pensando en silencio, destrepe con cuidado, pie aquí, mano allá, precavido, sin miedo. Vértigo a la contemplación de un nuevo salto esperando, al doblar la invisibilidad del desfiladero, sereno y paciente, guiñando un ojo al destino y sonriendo a tu suerte. Estreno con cuerdas sobre un tronco vertical, por la corriente de agua arrastrado, su presencia rompe el encuadre deseado, resbala la suela entre la pared y la olla,..nudos que no entiendes, mano que se abre y bailando en el aire, girando de costado, caes al agua porque no te has tirado. Paso complicado, pies y manos actuando, encontrando rendijas y salientes donde siempre han estado, toboganes esculpidos a base de agua y años. Continua contradicción, disfrutando arriba y abajo,..esperando evitar nuevos saltos y ese recuerdo de antaño de un niño de pocos años que creía olvidado. Llega un salto pequeñito, metro y medio más o menos y no sin conflictos internos, acabas pegando un brinco y saltas hacia adelante pensando cero en la caída pues un segundo en el aire no da tiempo en demasía. Existe foto del momento y es algo que no me invento, enfoque automático creo con chapuzón intenso. Entras en el agua a la misma velocidad que sales, confundido y aturdido, casco que balancea y esa gota, solo una, que resbala por tu espalda y recorre ensimismada el canal de la aventura hasta que llega más abajo y trae un frío del carajo. Inciso rápido y elocuente, de la situación antes vivida, es que horas más tarde y ante una ducha calentita, se fue por el desagüe una hoja, de árbol de torrente, que escondida se mantenía vete tu a saber donde. Siguió la travesía y descolgándome por una roca, me mantuve con los brazos, haciendo una fuerza que desconocía que tenía, pues acto seguido note y oí un chasquido, no se si de las costillas o del músculo que allí había y ostia que dolor, estreno de campeón y todavía faltaba hora y media de subida. Llegando al final del barranco, el agua no se detenía pero ya se había acabado, a la derecha una pequeña puerta que abría la subida a todo lo bajado y creeme, es divertido subir con el neopreno mojado y las zapatillas soltando agua a cada paso dado. Minutos antes de este final, el último salto, al que no quería llegar y estaba allí esperando. Más alto que el anterior, el que había saltado y de nuevo las dudas, el miedo y el pánico me tenían atenazado. Será cuestión de mente, tiempo y redobles de.. campana, pensaba ahí en lo alto mientras el resto me jaleaba, al mismo tiempo que buscaba, ojo! todo el trayecto sin gafas, rendijas milagrosas para mitigar la altura y reducir la trompada. Estas manos y estos pies, serpenteando por la roca, me dejaron sin traspiés a centímetros del agua y solo tuve que dejarme caer y deslizarme suavemente, bañandome por última vez en el torrente del mismo nombre que el valle en el que se esconde.